Con algunas horas de retraso, porque la barra bife quería despedirse de él, la carroza fúnebre salió de la Casa Rosada con destino al aeroparque para embarcarse hacia Río Gallegos.
Escoltado por más de un centenar de granaderos, el cortejo fúnebre con los restos de Néstor Kirchner partió de la Casa Rosada para cruzar Buenos Aires por última vez en su camino hacia el aeropuerto de la ciudad, desde donde el cuerpo será trasladado a Río Gallegos para ser sepultado.
Pese al viento y la lluvia, miles de personas se han congregado en las calles para saludar el paso de la caravana, que recorrerá casi cinco kilómetros por emblemáticas avenidas porteñas, como 9 de Julio y Libertador, hasta llegar a Aeroparque, el aeropuerto de vuelos domésticos de la capital, a orillas del Río de la Plata.
Protegidos con paraguas en las calles, al abrigo de la lluvia en balcones, portales e incluso encaramados a vallas y farolas, los seguidores del ex presidente Kirchner esperan el avance del cortejo fúnebre portando banderas, pancartas y entonando himnos peronistas vítores a Néstor y Cristina.
Muchos de ellos no lograron acceder a la capilla ardiente instalada en la Casa Rosada, que abrió sus puertas durante 26 horas para recibir a la multitud.
Una vez en el aeropuerto, el cuerpo del ex presidente será introducido en el avión que lo trasladará a su ciudad natal, Río Gallegos, unos 2.600 kilómetros al sur de Buenos Aires.
Cinco aviones participarán en una suerte de comitiva fúnebre aérea hasta Río Gallegos, donde otra caravana acompañará los restos del ex presidente hasta el cementerio municipal siguiendo el mismo itinerario que eligió Kirchner para celebrar su triunfo en las elecciones presidenciales, en 2003.
Allí, tras una ceremonia íntima en la que participarán sólo la familia y los amigos más cercanos, será sepultado en una bóveda familiar.